viernes, 2 de abril de 2010

Leganés - Machota Chica - Leganés

Viernes Santo, 2 de abril de 2010

Ha pasado casi un año desde que escribimos la anterior crónica de La Mula Coja, en la que relatábamos una tarde de toros en la Plaza de las Ventas (Madrid), en la que fueron protagonistas don Dimas y don Carlos (12 de mayo de 2009). Aquella aventura, de penoso recuerdo, por el Camino Herreros (27/09/2008), dejó huella amarga en la memoria del personal, que se ha resistido a tomar las botas y el bastón. Pero todo se supera, menos la muerte, y por fin hemos regresado a la montaña.

No hemos subido al monte Calvario en un día como hoy, sino a la Machota Chica, montaña cercana al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Adelanto, para evitar sobresaltos y zozobras a los lectores, que todo ha salido bien y que hemos regresado felices.

A las 9:25 h. hemos partido de la puerta de Mercedes y Dimas, a los que Morfeo ha visitado de madrugada (lo decimos fino, pero queremos decir que se han dormido). Desde Leganés, además de los susodichos, hemos viajado: Nano, Adrián, Montse, Agustín, Juáncar, Rosi, Pablo y Carlos. En el aparcamiento de la Silla de Felipe II nos esperaban Mikel y Carlitos.

Hemos llegado al aparcamiento de la Silla de Felipe II a las 10:10 h. En poco más de media hora hemos alcanzado el monumento de piedra desde donde Felipe II seguía las obras del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La vista desde allí es magnífica: el Monasterio, abajo; arriba, la Bola del Mundo, Peñalara y la Maliciosa, nevadas bajo el cielo azul. Hacia el Este se divisan las cuatro terribles torres del Real Madrid, señalando la presencia de Madrid capital.

Hemos continuado hasta una cancela de hierro giratoria. El grupo ha seguido ascendiendo hasta llegar a una pradera salpicada de rocas grises y redondas, donde ha ha tenido lugar el primer tentempié. Ha sido abundante, para qué negarlo. Ha caído una botella de Ribera del Duero; nadie ha escondido el vaso en las sucesivas rondas. Entre otros manjares, hemos degustado unas nueces del Cortijo El Coto (Granada). Con el cuerpo entonado por el alimento y la bebida, hemos reanudado la marcha.

Eran las 13:35 h. cuando hemos coronado la Machota Chica. El tamagochi de Juáncar marcaba 4 km. 830 m. Como cabras montesas hemos subido a la piedra más alta, desde donde se ve el embalse de Valmayor, que está rebosante. El momento ha quedado inmortalizado en abundantes fotografías. El monasterio se muestra como una maqueta al pie del monte Abantos, en cuya cumbre brilla una antena, o algo parecido. Dos buitres nos sobrevolaban en círculos irregulares. En un buzón de hierro hemos depositado una hoja con nuestras firmas y nuestras edades (que no quiero recordar, por discreción); el primero en firmar ha sido Carlitos.

El descenso hasta el momento del segundo almuerzo ha sido alegre. Los excursionistas han bajado en animada conversación, comentando lo que iban a comer en cuanto pararan. Si abundante fue el primer almuerzo, el segundo lo ha sido más. Ha caído otro litro de vino, de la zona de Valdepeñas. ¡Qué rico! Dimas se ha encargado del reparto, y ha tenido que reservar el último culín para él y para el Tío de la Boina (un servidor), porque era consciente de que una ronda más les dejaría a dos velas a él y a su compañero (un servidor). Por allí ha circulado toda clase de comida, pero ha habido gente que no ha soltado ni ha perdido de vista el bocata de media barra que, como un acto religioso, engullía con devoción. Después de llenar el monago, o buche, algunos hemos echado una siestecilla reparadora. Al Tío de la Boina ha habido que despertarlo, porque dormía profundamente. A las 15:30 nos hemos puesto en pie, y ¡a andar!

A las 16:30 hemos traspasado de nuevo la cancela giratoria. El Tío del Tamagochi ha gastado una bromita a los que le seguían, trabando la cancela con un palo. Agustín le ha seguido la gracia.

La Silla de Felipe II estaba inundada de domingueros cuando hemos llegado a ella. Nosotros a lo nuestro. Hemos tomado un camino salvaje y, a las 17:25 h., después de 10 km. y 7 horas de camino, hemos llegado al aparcamiento.

Ahí no ha terminado la jornada. En el restaurante El Álamo de El Escorial hemos tomado la última. El Tío del Tamagochi ha tomado nota de lo que cada uno quería tomar. ¡No había batidos de chocolate para los pequeños! Unos trinas han hecho la misma función. Algunos han tomado un café cortado; la Montse y el Agustín, que viven cerca de Barcelona, nos han informado de que en catalán al cortado le dicen tallat. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.

Después, carretera y manta. Sabiamente, Nano ha tomado la carretera de Galapagar, por donde se hacen muchos menos kilómetros. ¿Por qué digo esto? Porque a la ida Juáncar nos ha dado la vuelta a la Comunidad de Madrid, tocando todas las autovías de la provincia. ¿Pensabas que esto no se iba a comentar en la crónica, amigo? Pues, ya ves, en el tintero no se ha quedado. ¡Que se entere todo el mundo! Menos mal que tienes buen humor y anchas espaldas. ¡Para algo te tiene que servir tanta natación!

Contentos, sanos y salvos hemos llegado a Leganés a las siete de la tarde, con ganas de repetir pronto. ¡Viva La Mula Coja!

El Cronista (El Tío de la Boina)

LAS MACHOTAS (LA CHICA Y LA ALTA)